1) ¿Qué leés en digital en general y qué es lo último que leíste?

En digital suelo leer páginas de San Lorenzo y blogs literarios (el de Eterna Cadencia, por ejemplo); también hago una recorrida por los diarios (Clarín, La Nación, Perfil, Página/12, Diario registrado, Infonews, Telam). En formato e-book, poco y nada, excepto algunos clásicos que tengo que leer por trabajo.

2) ¿Tenés tablet o e-reader?

No. Siempre digo que me voy a comprar y al final cuelgo y no lo hago. Estoy esperando el e-book que además sea teléfono celular. Tengo un problema con eso de cargar con tantos aparatitos distintos.

No tengo nada en contra de él; al contrario, me parece importante talar menos árboles, que los costos sean menores y que el mundo pueda acceder a un texto con un solo click. Pero estoy demasiado enamorado del libro en papel, de la experiencia de agarrar un libro y olerlo antes de empezar con la lectura. Supongo que me voy acostumbrando lentamente a la idea del futuro. Cuando veo a alguien leyendo un libro de papel en el subte tengo la sensación de que estoy asistiendo a una imagen del pasado.

4) ¿Cuál es tu experiencia con el libro digital? 

Poca. Leí algunos libros de poemas (me acuerdo de No existís, de Mariano Blatt), disfruté con los proyectos de Sebakis en Milena Caserola (el libro Gordo, por ejemplo, que venía con el código QR para descargar online) y no mucho más. Mis lecturas digitales son casi todas de libros no publicados que me mandan algunos colegas.